Desde la antigüedad, el fuego ha sido venerado por las personas, ensalzado por religiones y mitologías. El ser humano siempre ha sentido fascinación por él y este ha representado confort, salud, diversión y admiración.
En la mitología griega Prometeo robó el fuego a los dioses del Olimpo para llevárselo a los hombres y aminorar sus males. Pero el fuego, que dá calor y bienestar, puede ser también muerte y destrucción cuando se descontrola.
Por esta razón, el hombre ha tenido que organizarse desde tiempos remotos para protegerse y combatir los incendios. En la época del Imperio romano, bajo el reinado de Augusto, grupos de esclavos se organizaron como milicias para combatir los fuegos descontrolados en la ciudad de Roma; eran los Vigiles.